Luego del golpe de Estado en 1948, el poeta peruano Martin Adán decía: “Hemos vuelto a la normalidad”. La historia política del Perú está plagada de golpes, corrupción y crímenes. En la historia reciente, después de gobernar una década (1990-2000), Alberto Fujimori fue condenado a veinticinco años por homicidio y corrupción; en 1992 propició un autogolpe. Alejandro Toledo gobernó entre 2001 y 2006, acusado de corrupción, huyó a EEUU, más tarde fue extraditado. Alan García (1985-1990; 2006-2011), acusado de sobornos, terminó suicidándose. Ollanta Humala (2011-2016) fue censurado de lavado de activos en el caso Lava Jato y actualmente está con libertad condicional. Al poco tiempo de la victoria del banquero Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), este fue acusado de lavado de activos en el caso Lava Jato y dimitió, actualmente tiene arresto domiciliario. Martin Vizcarra (2018-2020) sustituyó a Kuczynski y el día lunes fue destituido por el Congreso debido a acusaciones de soborno.
En 2018, Vizcarra promovió una reforma para aprobar la prohibición de la reelección de los congresistas, ganó con el 85%. En 2019, el mandatario disolvió el Congreso después que le rechazaron tres veces una reforma a la elección de magistrados del Tribunal Constitucional y llamó a elecciones extraordinarias. Vizcarra contaba con el apoyo de dos partidos y no presentó candidatos propios. En mayo de este año, Vizcarra gozaba con el 82 % del apoyo popular. Vizcarra fue destituido por una moción de “vacancia por incapacidad moral del presidente”, a consecuencia de la corrupción que surgió en su período de gobernador en Moquegua, donde se dice que recibió sobornos de diferentes empresas para hacer obras públicas. En el Congreso la “moción de vacancia” fue aceptada con el voto de 105 de 130 legisladores. Manuel Merino fue elegido para reemplazar a Vizcarra. A su vez, Vizcarra se defiende acusando al Congreso porque los testimonios no han sido validados por la justicia.
Algunos explican que la destitución de Vizcarra es un golpe de Estado y no está ajustado a la Constitución, y que su destitución más bien es una retaliación por la reforma que obtuvo contra la reelección de los congresistas. Es claro que bajo este sistema institucional un presidente podría ser fuerte solo con una mayoría sólida en el Congreso. Al igual que otros países latinoamericanos, Perú está sacudido por permanentes actos de corrupción y la lucha contra el autoritarismo de las instituciones presidenciales y legislativas. La crisis se ha expandido en tiempos de pandemia y el país se encuentra entre los veinte países con mayor mortalidad. Una ola de movilizaciones ha estallado contra la inestabilidad política.
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