Las plataformas virtuales que ofrecen servicios, como la entrega de productos y de alimentos, se constituyeron en supuesta alternativa para complementar los ingresos de los trabajadores. Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 en el 2020, el uso de estas plataformas experimentó un crecimiento alrededor del mundo, debido al aumento de la demanda de estos servicios por familias que se encontraban en cuarentena. No obstante, los problemas que afectaban a la población empleada en estas plataformas (bajas ganancias, inexistencia de seguridad social, horarios de trabajo extendidos, entre otros) no hicieron más que agudizarse.
Las investigadoras ecuatorianas Nataly Maya y Paola Sánchez son coautoras de un estudio que analiza precisamente la precariedad de la fuerza de trabajo empleada en esta plataformas en Ecuador. La Fanesca Política entrevistó a las académicas para tener una visión general de la situación del trabajo en la época del "capitalismo de plataformas" y como, de forma particular, los trabajadores ecuatorianos son afectados.
1. ¿Qué es el “capitalismo de plataformas” y cómo afecta al trabajo?
El capitalismo de plataformas es un modelo contemporáneo de explotación de la fuerza de trabajo basado en la tecnología. Las empresas ofrecen productos y servicios, a través de medios digitales como aplicaciones y páginas web. Tienen diversos mecanismos de acumulación entre los que resaltan la tercerización tanto a nivel productivo como laboral, y la creación y comercialización de big data sobre usuarios, comercios y trabajadores. Este modelo de negocios funciona de manera remota gracias a las nuevas tecnologías y se fortaleció en el periodo de confinamiento por la pandemia de Covid-19.
Es especialmente nocivo para el trabajo puesto que oculta o maquilla la relación laboral a través de eufemismos como “socios”, “emprendedores” o “colaboradores”, con los que califica a los falsos autónomos que trabajan para las plataformas. Las condiciones precarias, la falta de seguridad social y los bajos ingresos que ofrece este empleo han hecho que personas en condiciones de movilidad, desempleo, o con bajos niveles de instrucción se vean empujados a laborar en esta modalidad. Pero, se observa que las plataformas se expanden hacia diferentes sectores de la economía, no solo de reparto o de movilidad; sino también de servicios especializados (diseño gráfico, belleza, limpieza) e incluso de servicios profesionales (investigación, redacción, diseño arquitectónico). Es decir que la tendencia apunta hacia la precarización de todo tipo de trabajadores, incluso de aquellos que son especializados o de profesionales universitarios.
Además, como estas empresas están constituidas en otros países y sus servidores también se alojan en el exterior, logran evadir las normas societarias, tributarias y laborales de los países en los que operan.
2. ¿Cuál es el perfil del trabajador que es empleado por las plataformas de reparto?
De acuerdo con la información que hemos recabado de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), que se levanta de manera trimestral en Ecuador, los repartidores o riders son mayoritariamente varones (92 %), menores de 40 años (80 %), tienen estudios secundarios (45 %) o superiores (24 %) y son mestizos (77 %). Hay un porcentaje importante de trabajadores migrantes, especialmente venezolanos y colombianos; sin embargo, no se disponen de cifras exactas.
En el contexto ecuatoriano, los altos niveles de desempleo -que entre 2019 y 2020 aumentaron al 6%- y empleo no adecuado -que subió del 57% al 62%-, evidencian que las fuentes de trabajo, en condiciones dignas, han disminuido drásticamente en el país. Por lo que el trabajo en plataformas captura precisamente a la población que se ha quedado sin empleo, o poblaciones que no logran acceder a un empleo formal, como población migrantes y jóvenes, ya que este tipo de trabajos no tiene barreras de entrada.
3. ¿Cómo se ha transformado la relación entre el productor y el consumidor de un producto con las plataformas de reparto?
Las plataformas son intermediarias en la relación comercial entre el productor y el consumidor. Cobran tarifas altas al cliente por su servicio, pero también cobran tarifas elevadas a los comercios por servirles como vitrina. En este sentido, se benefician de lo que se conoce como renta tecnológica. Es decir que no producen las mercancías que comercializan, ni brindan servicios de manera directa; sino que ganan por la renta que pagan comercios y trabajadores por usar su aplicación, que solo tiene existencia en el mundo digital.
Además, las plataformas de servicio a domicilio intermedian en la relación del productor y el repartidor. Es decir que lo separan de lo que anteriormente era un espacio laboral regulado, donde muchas veces existían contratos con relación de dependencia, seguridad social, permisos por enfermedad, maternidad o vacaciones. Y sin asumir la responsabilidad formal de la contratación y ningún derecho laboral, absorben la riqueza que genera el trabajo de reparto.
Por último, las plataformas intermedian también la comunicación entre clientes y repartidores; incluso, las empresas han llegado al punto de retener parte de la propina que los clientes dan a los repartidores, por medio de la aplicación.
4. Las plataformas de reparto por lo general quieren atraer trabajadores indicando que podrán hacer dinero extra en su tiempo libre ¿Es esta afirmación cierta?
No es cierto. Las plataformas de reparto piden a sus riders establecer un horario para trabajar, durante el cual califican a los repartidores y les asignan pedidos según su puntuación. Esta evaluación tiene que ver con factores que no han sido revelados por las plataformas. Pero, las dirigentes del Frente de Trabajadores de Plataformas Digitales (FrenApp) de Ecuador nos indicaron que durante los primeros meses de trabajo se reciben muy pocos pedidos. Si el repartidor ha aceptado todas las encomiendas de la aplicación y ha recibido buena valoración por parte de los clientes, la plataforma le asigna suficientes pedidos para completar un ingreso equivalente al salario básico, que es menor a la canasta básica. Por esta razón, los riders deben trabajar hasta 12 horas diarias para tener un ingreso que cubra la canasta básica local. Además, el trabajo de reparto se ha convertido en una alternativa al desempleo, por lo que en la mayoría de los casos es el único ingreso que percibe.
Sin embargo, si el repartidor no toma las encomiendas, aunque sea por un solo día, la plataforma baja su puntuación y reduce la asignación de pedidos. Por lo tanto, se reducen también los ingresos del trabajador. Esto significa que, para tener ingresos adecuados, un rider debe trabajar entre 10 a 12 horas diarias, los 7 días a la semana.
5. En términos generales ¿Cuál es la situación de las personas que trabajan para las plataformas de reparto en Ecuador?
A partir de la investigación que realizamos, que además se complementa con otros estudios que se han hecho en Ecuador, se puede evidenciar que los trabajadores de las plataformas de reparto se encuentran en una absoluta situación de precarización laboral. Precisamente para este análisis, el Observatorio de Trabajo y Pensamiento Crítico ha generado el Índice de Precariedad Laboral (IPL) que permite dar cuenta de aquello, para lo cual toma en cuenta ingresos económicos, jornada de trabajo y registro en la seguridad social. A partir de este índice se tiene que, para el año 2020, el 87% de los trabajadores de reparto de plataforma están precarizados. Es decir, que reciben ingresos menores al salario básico al mes, el mismo que para el 2020 en Ecuador era de 400 dólares, tienen jornadas de trabajo que fluctúan entre las 10 y las 12 horas al día, y no cuentan con ningún tipo de afiliación a la seguridad social.
Esta precarización, además, se ha incrementado durante la pandemia. Entonces, tenemos que, por ejemplo, entre el 2018 y el 2021, la situación de los ingresos económicos se ha visto afectada drásticamente en casi un 14% del registro de trabajadores. Esto quiere decir que, si para el 2018 existía un 21% de precarización por ingresos, ésta aumentó al 35% en el 2021; con lo que, para este año, el 70% de las y los trabajadores tienen un ingreso de entre USD 150 y 399. Aun cuando la canasta vital se encuentra en USD 500 y la canasta básica en USD 700, lo que significa que no logran cubrir ni siquiera sus necesidades vitales.
Esto resulta particularmente complejo, puesto que los ingresos de los trabajadores se reducen en un momento en el que se da un despunte de la prestación del servicio de delivery, producto justamente de las medidas de confinamiento dadas por el gobierno como respuesta la crisis sanitaria. Con lo cual se hace visible la presencia de una sobrexplotación en donde, debido a las características del sector, es posible que los empleadores disminuyan los ingresos de los trabajadores de manera arbitraria.
Y es que, precisamente, en los términos y condiciones que fijan la relación contractual, que no es una relación laboral, jamás se hacen expresos los porcentajes de pago por cada entrega. De hecho, todos los casos de las empresas analizadas que son Ubereats, PedidosYa y Rappi, se hace explícito que la aplicación puede hacer cambios unilaterales de los términos cuando lo considere necesario. Con esta salvaguarda contractual, modifican permanentemente los montos base, los porcentajes por reparto y el adicional por kilometraje que pagan a las y los repartidores. Esto, sin que las y los trabajadores puedan reclamar por los cambios realizados y, por el contrario, significa que deben trabajar más horas para poder alcanzar los ingresos básicos.
6. ¿Están protegidos los trabajadores de plataformas por las leyes ecuatorianas?
En Ecuador no existe ninguna ley que proteja a las y los trabajadores de plataformas, por lo que se encuentran en indefensión. Una de las características de funcionamiento de las plataformas, como lo hemos mencionado, es que no establecen contratos de relación laboral, por lo que legalmente las empresas no tienen ninguna responsabilidad de garantizar el salario básico, ni condiciones dignas de trabajo. Esta figura de falsa autonomía, avalada por contratos civiles o mercantiles, ha sido una de las principales demandas de las organizaciones de trabajadores de plataformas, exigiendo que se reconozca el vínculo laboral que existe.
En agosto de 2021 se presentó en la Asamblea Nacional el “Proyecto de ley para reformar el Código de Trabajo y la Ley de Seguridad Social para el reconocimiento de la relación laboral de los trabajadores de empresas que operan a través de plataformas digitales”, justamente como una iniciativa de las organizaciones de trabajadores. Sin embargo, aún se encuentra en revisión de la Comisión de Derecho al Trabajo y a la Seguridad Social de la Asamblea Nacional, pero no se ha conocido como avanza el proceso y revisando las agendas de debate no se vislumbra su próxima discusión.
Consideramos que eso se debe a que no existe mayor interés político por regularizar las actividades, y con ello las formas laborales que establecen las plataformas en Ecuador. Añadido al hecho de que, desde las políticas gubernamentales y de las líneas políticas de muchos asambleístas, existe un fuerte interés por motivar reformas al Código de Trabajo para flexibilizar la situación laboral general del país. En esa medida, no existe mucha esperanza, por lo pronto, de que se puedan generar reformas que formalicen a las plataformas y la situación laboral de sus trabajadores.
7. ¿Existe asociación sindical de los trabajadores de plataformas en Ecuador?
Existen varias asociaciones de trabajadores a nivel nacional, pero concretamente el Frente de les Trabajadores de Plataformas Digitales (FrenApp), es una organización que desde el 2021 se encuentra en proceso de legalización como sindicato de rama. Esta es una organización que surge como parte de Glovers Ecuador y que ha realizado varias acciones para visibilizar las condiciones en las que se encuentran las y los trabajadores. De hecho, han sido quienes han propuesto las reformas laborales que mencionamos anteriormente.
Como se plantea desde la misma Frennap, la organización es la clave para lograr sus derechos laborales. Pues como lo hemos constatado, desde la década de los 80 con la desestructuración de los sindicatos como parte de las políticas de ajuste neoliberal, las y los trabajadores están conscientes de que la individualización y fragmentación que este tipo de actividades económicas genera, resulta desventajoso para alcanzar y garantizar mejores condiciones de vida. De allí, que se clave para ellos, el reconocimiento del sindicato.
8. Teniendo en cuenta que a nivel global hay cada vez mayor presencia de las tecnologías digitales ¿Qué cambios en el futuro podría esperarse para este particular sector de trabajadores?
Creemos que, a diferencia de las nociones sobre el “fin del trabajo” que pregonan la automatización de los procesos productivos o comerciales como favorables a las y los trabajadores, lo que tenemos es la tendencia creciente a la precarización laboral, amparadas en estos discursos que hemos mirado, sobre autonomía, flexibilización e independencia. En esa medida, si los Estados no regulan las actividades de plataforma, esta precarización se agudizará.
Esto aún más en países como Ecuador, que tiene una estructura de mercado de trabajo caracterizado por el subempleo; en donde los argumentos sobre emprendimientos se han posicionado con mucha fuerza como alternativa para generar empleabilidad. Y es que, precisamente, muchas de las plataformas digitales están siendo consideradas como parte de una gama amplia de emprendimiento que tiene poca regulación y control desde el Estado.
Así, si bien es de gran importancia distinguir plataformas de capitales internacionales como Uber o Rappi en áreas de movilidad y reparto, a nivel local se están creando, como lo mencionamos, plataformas para servicio doméstico, servicio de cuidado estético como peluquería o incluso de cuidado animal, entre otros, que mantienen las mismas dinámicas que aquellas construidas por grandes capitales. Es decir, no establecen una relación laboral con sus trabajadores y se sostienen a partir de la renta tecnológica. Este elemento clave en los momentos actuales, todavía debe ser analizado con mayor profundidad en nuestros países y con ello, las implicaciones para los mercados de trabajo nacionales.
ACERCA DE LAS ENTREVISTADAS
Nataly Maya es comunicadora social por la Universidad Central del Ecuador (UCE) y Magíster en Estudios de la Cultura por la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) e Historia por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Investigadora externa en el Observatorio del Trabajo y el Pensamiento Crítico de la UCE y consultora en las áreas de comunicación, cultura, educación y trabajo.
Paola Sánchez es socióloga por la Universidad Central del Ecuador, egresada de la Maestría de Estudios Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar. Investigadora en temas relacionados a conflictividad socio-política, educación, trabajo, organización social y clases medias. Actualmente es investigadora externa del Observatorio de Trabajo y Pensamiento Crítico de la UCE y forma parte del Comité Estratégico de la Fundación Ahínco Acción en Comunidad.
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