por Francisco Escandón Guevara
Hacia los años setenta, del siglo anterior, el poder mundial de las élites estuvo ampliamente cuestionado: los Estados Unidos de Norteamérica fue derrotado en Vietnam, la guerra fría se expandió y la conflictividad social en los países subdesarrollados adoptó formas de insurgencia.
Esa inestabilidad política puso en riesgo la hegemonía norteamericana, al punto que el magnate David Rockefeller creó y financió la Comisión Trilateral que adoptó el informe presentado por Michael Crozier, S.H. Huntington y Joji Watanuki que señalaba como responsable de los problemas de gobernabilidad al “exceso de democracia”.
Desde entonces el surgimiento del término gobernabilidad mutó a conceptos ambiguos, aunque simplificadamente se puede describirla como la relación dialéctica de gobierno entre gobernantes y gobernados.
Particularmente, con el ascenso de Guillermo Lasso a la presidencia de la República, hay una recurrente fetichización de la gobernabilidad y se posiciona a ésta como la principal problemática que existe en el país. La propia consigna gubernamental de El Ecuador del Encuentro es un intento por posponer y hasta desactivar diversos conflictos existentes, sin siquiera ser resueltos.
Al llamado están acudiendo una parte de legisladores en la Asamblea Nacional y se suman los grandes medios de comunicación, las cámaras de producción, algunos partidos políticos, etc., que proclaman sus apoyos, tácitos e implícitos, para que el banquero logre desplegar sus políticas neoliberales.
Lasso y las élites necesitan gobernabilidad para cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional, aquellas que el gobierno de Moreno no alcanzó a imponerlas. En la agenda del régimen se proyecta la reforma tributaria que ampliaría la base de contribuyentes, la Ley de Oportunidades que establecerá formas de precarización laboral en un régimen paralelo al Código de Trabajo, las privatizaciones de las empresas estratégicas estatales, la ampliación de la frontera minera y petrolera, la suscripción de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, China y la Alianza del Pacífico, etc.
Si Lasso ejecuta estas políticas que están anunciadas, será el responsable de una gobernabilidad fallida y las expectativas del pueblo pronto se transformarán en rechazo generalizado.
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