por JAIME CHUCHUCA SERRANO
Es innegable el poder de conducción que tiene China sobre la pandemia. Su capitalismo de Estado le permite controlar rápidamente los brotes víricos. China es el paradigma de los confinamientos, la protección médica y la construcción de emplazamientos anticovid. Las consecuencias de la pandemia son tajantes para que China sea potencia hegemónica en el siglo XXI. El comercio internacional de “la tierra del sol naciente” se ha posicionado por varias décadas y ha realizado intervenciones de común acuerdo con los gobiernos en la construcción de infraestructura, represas, puertos, aeropuertos, minería, vialidad, tecnología 5G y otras megaobras. En más de una década, China prestó miles de millones de dólares casi a todos los países del mundo; en América Latina desplazó al FMI en varias oportunidades.
En estos tiempos, la ruta de la seda pandémica de China se armó de donaciones y ventas de vacunas, mascarillas, fármacos, respiradores y otros insumos. Muchos países sufrieron (y sufren) el vía crucis de la consecución de las vacunas, tenían dinero pero no vacunas. La mayoría de potencias ya habían cerrado los tratos, China apareció como el colaborador necesario. A comienzos del tercer año pandémico, China incrementó su presencia económica y de poder global. Esto ha permitido cientos de proyectos, convenios y onerosos contratos en recursos naturales y tecnología. China jugó un papel más relevante que EEUU en América Latina en la ruta pandémica.
Con América Latina, China incrementó su comercio bilateral de 300 mil millones de dólares en 2020 a 400 mil millones en 2021. Aunque antes se decía que los gobiernos de izquierda era los que más se acercaban a China, en la pandemia esa suposición ha sido rebasada, diversos perfiles ideológicos hacen negocios con China, los que incluyen la coproducción de vacunas. A diferencia de EEUU, que conquistó los mercados latinoamericanos con fusil en mano durante dos siglos, China ha logrado negocios clave más cerca de las reglas del libre comercio, a semejanza del toma y daca del ping pong, que siempre tiene sus armas secretas. Los favores políticos y económicos desmenuzados se irán armando a largo plazo. China es un socio fundamental para América Latina: fábrica, banco y farmacéutica de 24 horas. El gigante asiático sabe muy bien el juego de Go.
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